La familia | El Día de Gracias
“El principal valor que se celebra es la gratitud”
Susana Sánchez*
Conocido como "Thanksgiving", es una de las festividades más significativas para las familias estadounidenses. Aunque sus orígenes son históricos, en la actualidad, el Día de Gracias trasciende cualquier connotación religiosa o política para convertirse en una celebración de unión, gratitud y reflexión. En este contexto, el día tiene un profundo impacto en las familias, sirviendo como un recordatorio de la importancia de la familia, el valor de la convivencia y la necesidad de detenerse a agradecer lo que se tiene.
El Día de Gracias tiene sus raíces en los primeros colonos europeos que llegaron a América. En 1621, un grupo de peregrinos en Plymouth, Massachusetts, celebró un festín con los nativos Wampanoag como una muestra de agradecimiento por la ayuda que estos les brindaron en la cosecha.
Aun cuando no es una tradición mexicana, el Día de Gracias ha traspasado su origen y se ha convertido en un símbolo de la importancia de las relaciones familiares; son tantos los beneficios de celebrarla que podemos retomar los principios en que se funda y adaptarla a nuestra idiosincrasia.
Uno de los principales significados es la reflexión sobre lo que se tiene y la gratitud. En un mundo donde la velocidad y las demandas cotidianas tienden a desviar nuestra atención, el Día de Gracias se convierte en una pausa necesaria. Las familias aprovechan esta ocasión para detenerse, pensar y reconocer todo lo bueno que hay en sus vidas, desde la salud y la seguridad hasta el amor y la compañía de los seres queridos. Fomenta un sentido de comunidad y aprecio por las bendiciones, recordándonos que no debemos dar por sentados los pequeños o grandes momentos que conforman nuestras vidas.
El principal valor que se celebra es la gratitud. Este día invita a las familias a reflexionar sobre las bendiciones que tienen, desde lo material hasta lo intangible, como la salud, la paz y el amor. Al compartir un momento de reflexión en familia, los miembros tienen la oportunidad de verbalizar lo que agradecen, lo que ayuda a fortalecer el sentimiento de aprecio entre ellos. Practicar la gratitud es una forma de enseñar a los niños a valorar lo que tienen y reconocer lo que los rodea, ayudando a crear una cultura familiar de apreciación y positividad
Se centra en la convivencia familiar, en el momento compartido alrededor de la mesa y en las interacciones que se generan en torno a la comida. Las familias, independientemente de sus diferencias o tensiones, se reúnen para celebrar juntos y disfrutar de la compañía mutua. Este acto simbólico de estar juntos, de compartir un espacio común, fortalece la sensación de unidad y pertenencia. Los momentos de risa, las anécdotas familiares y las tradiciones compartidas ayudan a crear recuerdos que se atesoran a lo largo del tiempo
También tiene un fuerte componente de generosidad, muchas familias aprovechan esta festividad para practicar la solidaridad, ya sea ayudando a los menos afortunados, participando en colectas de alimentos o llevando comidas a personas necesitadas.
Celebrar el Día de Gracias también tiene un impacto en la transmisión de las tradiciones familiares y culturales. Este día ofrece una oportunidad para que las familias conecten con su historia y sus costumbres, ya sea preparando recetas familiares, compartiendo historias pasadas o realizando rituales específicos de la familia. Al mantener vivas estas tradiciones, las familias transmiten una sensación de identidad y continuidad a las nuevas generaciones. Los valores que se asocian con estas costumbres –como el respeto por los mayores, la paciencia y la tolerancia– se refuerzan en cada celebración, creando un lazo generacional.
Por último, tiene un impacto profundo en los vínculos afectivos de la familia. Al estar todos juntos, se genera un espacio donde los miembros pueden reconectarse emocionalmente, lo que refuerza las relaciones interpersonales. Los abrazos, las conversaciones y las risas compartidas durante esta festividad son el reflejo de un amor familiar que trasciende cualquier conflicto o distanciamiento. Este espacio de afecto y apoyo emocional ayuda a las familias a fortalecer sus relaciones y a crear un ambiente en el que todos se sienten valorados y amados.